16 mayo 2008

Mafias en la construcción se incrementan por informalidad

Cámara Peruana de la Construcción (Capeco) reconoce existencia de hampones. Constantes enfrentamientos entre obreros por cupos de trabajo ha desencadenado ola de sangre. Gobierno combatiría delincuencia en el sector a través del Plan Ladrillo.

Son las 6 de la mañana y un parque del Callao es el centro de reunión de un grupo, de alrededor de 50 hombres, que escucha atento –y de pie- la voz de su líder. Este vocifera, ordena, asegura que las cosas se deben hacer rápidamente y sin chistar. Se encuentra armado y es bastante conocido en la zona.

Horas después, un nuevo enfrentamiento se ha dado. Piedras, palos y hasta armas de fuego han sido las herramientas de estos supuestos obreros de construcción. Han habido un muerto y un herido, el primero un bebé de diez meses, el segundo su madre. Esto ocurrió en 2007 pero es una imagen repetida.

¿El motivo? El 80% de las construcciones de edificios se hace en condiciones absolutamente precarias –sin seguridad- y carece de licencia o control. Esto ha sido recientemente reconocido por Luis Isasi Cayo, segundo vicepresidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), quien añade que dicha situación fomenta la formación de mafias.

“La competencia sindical por ganar cupos en las obras deriva en actos de extorsión a los empresarios, enfrentamientos, amedrentamientos y violencia con armas. Lo peor de todo son “actos que suelen quedar impunes”, señaló el representante empresarial.

Control cero. Isasi explicó que la guerra entre bandas que pugnan por cupos en diversas edificaciones es resultado de la informalidad en el sector, en la que los ‘pseudosindicatos’ pelean por controlar la asignación de puestos en las obras. Agregó que hay una ley para que los actos de violencia cometidos por grupos sean juzgados como bandas, pero es poco lo que se puede hacer, ya que los ‘pseudogremios’ de construcción ejercen gran presión. “Es difícil controlar y hacer frente a la presión de los ‘pseudosindicatos’”, dijo.

Como ejemplo citó a Vicente Aponte, “quien ha liderado una nueva Federación Nacional de Construcción Civil, que compite con la afiliada a la CGTP. A esa se han agrupado diversos sindicatos que nacen de la delincuencia en el Callao y el Cono Norte”, recalcó. El representante de Capeco acusó a Aponte de “instigar actos de violencia y portar armas ilegales” por lo que fue detenido por la Policía, “pero luego fue liberado”.

Construcción Civil niega violencia. El secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Mario Huamán, denunció que bandas de secuestradores cobran cupos y extorsionan para conseguir a peones y albañiles empleo en las obras de este sector, y descartó que miembros de su gremio tengan relación con estos grupos delincuenciales. “Los obreros de construcción no manejan armas”, expresó el dirigente.

Huamán aseguró que su dirigencia puede poner orden en las filas de sus agremiados, y si se demostrara que alguno de ellos tuvo participación en actos de vandalismo será expulsado inmediatamente de la federación. Tras señalar que hay alrededor de 50 mil personas inscritas en la federación, indicó que él, personalmente, coincide con los empresarios sobre el recrudecimiento de la violencia por parte de bandas organizadas.

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