16 mayo 2008

Convento cusqueño albergará piezas incas en manos de Yale

Los de 46,332 objetos y fragmentos arqueológicos de Machu Picchu que en la actualidad posee la Universidad de Yale serán abrazadas por las paredes del Convento de los Betlemitas (La Almudena), en el Cusco. Esto, una vez sean devueltas. “La finalidad es recuperar la totalidad del patrimonio peruano y luego ubicarlas en algún sitio donde puedan ser vistas e investigadas”, señaló la directora del Instituto Nacional de Cultura (INC), Cecilia Bákula. Aseguró que esta medida es momentánea, debido a que el Gobierno Regional del Cusco ya se ha comprometido a financiar un museo, en donde el valioso legado inca será exhibido y muy bien cuidado.

En septiembre, la universidad estadounidense reconoció –por primera vez- al Gobierno peruano como dueño de la colección y dijo que la devolvería. Yale exige la construcción de un museo y un centro de investigación que será supervisado por un directorio en el que debe participar, a fin de devolver los objetos arqueológicos.

La colección se había estimado con anterioridad en solo 4 mil piezas. Sin embargo, un nuevo inventario realizado por especialistas del INC, en la sede de la casa de estudios norteamericana, permitió concluir que en realidad son 46.332 objetos, que Hiram Bingham extrajo del Perú hace 92 años, en algunos casos como préstamo, por un plazo de 18 meses. Las piezas están distribuidas en 5.728 lotes, que incluyen 36.335 objetos de cerámica, 7.780 restos óseos, 126 artículos metálicos, 684 objetos de piedra y 1.038 restos de fauna, además de 369 piezas en “condiciones singulares”.

Retornarían en 99 años. El memorando de entendimiento entre Perú y la universidad establece que Yale devolverá 350 piezas y el resto dentro de 99 años. El documento fue suscrito en noviembre del 2007 por el ministro Hernán Garrido Lecca en representación del Perú y señala que ambas partes “desean resolver amigablemente todas las cuestiones concernientes a la propiedad y posesión de los materiales”.

En ese sentido, se establece que las piezas de calidad de museo, aquellas que están en condiciones de ser expuestas –cerca de 350 según estimaciones del INC– serán devueltas al país luego de una exhibición viajera que pasará dos años recorriendo Estados Unidos, Canadá y otros países seleccionados, en conjunto, por Perú y Yale.

El documento establece que la Universidad de Yale “los derechos de posesión, uso y deleite académico, científico, con fines de curaduría y museología, estudio, restauración, ensamblaje, fechado mediante métodos químicos y físicos, exhibición, préstamo de exhibición, publicaciones y reproducción sin ningún pago monetario”.

Yale arrogante. La historiadora Mariana Mould de Pease refirió que el proceso de devolución de los materiales arqueológicos se inició en 1912 y que en ese entonces “el gobierno del Perú y el gobierno regional inca tenían serias dificultades de comunicación, por lo que Yale, con la financiación de la National Geographic Society, pudo imponer sus condiciones y criterios”.

Del mismo modo, opinó que la ley que regula la restitución a los pueblos indígenas estadounidenses de los objetos retirados de sus tumbas dada en 1990 por el gobierno de George Bush hace que “para los estadounidenses es una vergüenza que Yale sea tan arrogante, y se pregunta si hay alguna posibilidad de que los indígenas de América del norte se pongan al lado de los indígenas del sur del continente, en esta restitución cultural”.

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