Tiempo para descubrir historias
Conejos que aparecen como por arte de magia de una gaveta, árboles conversando sobre sus arrugas, cerditas coquetas paseando a sus perros, dragones puneños y rayuelas entrañables como la misma vida.
La literatura es un mundo en el que los adultos han dejado de entrar últimamente, ya sea por falta de tiempo y debido a sus obligaciones o por simple desidia. Pero en los niños es distinto. Lo preestablecido, el temor y el aburrimiento son fácilmente combatibles por esas ganas de conocer nuevos mundos, historias, de reírse de la rutina y abordar sus sueños.
"La buena literatura para los más pequeños suele tener humor, algo de sinsentido y mucho de sorpresa. A partir de los doce años, los chicos buscan humor y ligereza, pero principalmente algunas explicaciones a su desazón, a sus raros amores, a su rabia", señala Jorge Eslava, escritor y catedrático universitario.
Por eso, lejos de las lecturas ordenadas por la escuela, las vacaciones pueden ser tomadas como un descubrimiento a otros mundos y experiencias, a nuevas fantasías, que en esta oportunidad sincronicen muy bien con los gustos de los niños. Sumados a los imprescindibles Don Quijote, Moby Dick, Peter Pan, Pinocho, los libros de Alejandro Dumas, Arthur Conan Doyle, Roald Dahl, Mihael Ende, Christine Nöstlinger y Ana María Machado son excelentes opciones.
Eslava agrega que los menores "tal vez no lean literatura, ni escriban mejor que antes, pero leen y escriben mucho más". Así que no se deje llevar por tanto discurso acerca de que los niños no leen y propóngale lecturas que a él le interesen. Eso sí, el hábito no se impone. "Se predica con el ejemplo", reza el antiguo refrán. Hágale caso y lea, es la única manera.
Lo mejor será conversar con su niño, tomarlo de la mano y partir hacia una librería. Ahí encontrará historias de duendes, hadas y unicornios, compendios de los Récords de Guinness, adivinanzas y refranes. Libros de imágenes o de costumbres, fotografías y leyendas peruanas.
He incluso, esos muy lúdicos, con figuras movibles u olores, con forma de fruta o de animalitos para los más pequeños. No es necesario que sea un Tom Sawyer, solo actúe y lean juntos por un rato, luego déjelo con los demás niños para que socialice.
Más tarde, vaya a otra sección de la tienda, abra un libro al azar, tal vez se tope con Cortázar y su Niño bueno, ese que decía: "no sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies..."
¿En dónde comprar? Librerías Íbero(Av. Larco 199,Miraflores) y Crisol (Centro Comercial Jockey Plaza).
Jorge Eslava*: El encuentro de su voz
Entiendo la lectura de los chicos como el encuentro de una voz (tantas veces esperada), que atiende a sus necesidades de amparo, de descubrimiento y de diversión. Cuando un niño lee gana un trozo de vida que le había sido negado por las limitaciones de la vida real. Le gustan aquellas historias donde identifican sus necesidades secretas, sus ilusiones y también su malestar. La buena literatura para los más pequeños suelen tener humor, algo de sin sentido y mucho de sorpresa. A partir de dos doce, trece años... los chicos buscan también humor y ligereza, pero principalmente algunas explicaciones a su desazón, a sus raros amores, a su rabia.
*Escritor y catedrático universitario
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