30 abril 2007

¡Rata Blanca hizo rockear Lima!

Concierto empezó a las 9:15 p.m. y duró poco más de dos horas. Presentaron de manera 'oficial' su CD "La llave de la puerta secreta". Revendedores hicieron 'negocio' en las instalaciones del Parque de la Exposición.

Dicen que el valor real de una banda se ve en vivo y en directo. La noche de ayer, Rata Blanca reafirmó esa premisa y con ello, su categoría como grupo de hard rock. La expectativa era grande, ya ayer habían firmado autógrafos hasta las 8 de la noche en el Centro Comercial Megaplaza y de esta forma habían calentado el ambiente.

Pese a ello, las graderías del recinto del Parque de la Exposición no lucieron abarrotadas, lo más seguro es que estuvieran a la mitad. Sin embargo, eso no desanimó a la mejor banda de hard rock en español que salió con todo, en pos de reafirmar el romance que tiene con la fanaticada peruana.

Y ya era hora, el público se impacientaba y pedía que salgan los gauchos. Tenían más de una hora de retraso, cuando se vieron los juegos de luces se prendieron las dos pantallas titánicas y se oyó el Intro de "La llave de la puerta secreta", una voz visceral que habla del final de la raza humana a manos de su propia idiotez.

De inmediato, se prendieron las luces y sonó el pequeño solo de guitarra de "La llave...". Ahí estaban Walter Giardino (líder y primera guitarra), Adrian Barilari (voz solista), Guillermo Sánchez (bajo), Fernando Scarcella (batería) y Hugo Bistolfi (teclados).

La gente explotó y comenzó a corear el tema. 'La Rata' había tomado el parque. "Ohhhh, debo buscar hasta encontrarla. Ohhh. Ella será la salvación". Sí, Lima coreaba la primera canción del CD, la hinchada había hecho la tarea.

Aún más, de inmediato, empalmaron con "Aún estás en mis sueños" y el círculo se cerró una vez más. Era temprano, pero Rata Blanca ya tenía en el bolsillo a los concurrentes. Una nueva favorita se paseaba por las gargantas del respetable. "Hoy en desperté con un montón de marcas en mi piel. Alguien por las noches me las dejó...". La complicidad era más que evidente, las sonrisas eran furtivas pero hondas.

Lima cabalgaba a bordo de la 'Rata', pidiendo más, como un boxeador que no cae, que desea el 'knock kout' o nada. Quizá por ello los argentinos, subieron más el voltaje y entonaron "Volviendo a casa", single del anterior CD "El camino del fuego", para que la masa estalle y los coros se confundan en una sola voz.

Era notoria la euforia pero hacía falta una pausa, porque cuando se miden los tiempos todo es más delicioso. Barilari aprovechó para saludar a los 'ratamaniacos' y asegurar que la relación con la gente peruana es de "puta madre".

HIMNOS DE CUERO NEGRO. La gente explotó y 'Rata' aprovechó. Tonada de rock n' roll y sí, era el nuevo himno: "ya no sé porque luchar tanto por ti. Algo me daña cuando no estás. Si no estás en marquesinas quedarán, esos deseos que vos me das". Este era uno de los regalos más preciados del nuevo trabajo. Se trataba de "La otra cara de la moneda". Y todos la coreamos, todos nos subimos a la 'Rata' y cabalgamos vestidos de cuero.

Ya estábamos extasiados cuando sonaron "Bajo el poder del sol" y las añejas "Abrazando el rock n' roll" y "Chico callejero", de excelente factura. Eran casi las once de la noche y los cuatro temas de la nueva placa y una de la penúltima se habían tocado. ¿Faltaban más clásicos?

LA LEYENDA CONTINÚA. Pues sí. Luego de un receso de pocos minutos, Rata Blanca llegó dispuesta a dar ese 'knock kout'. Y vaya que se lo tomó en serio. Llegarían "El guerrero del arco iris", con el comentario de Barilari y las imágenes de caza furtiva de animales y derrames de petróleo en las pantallas.

Una vieja conocida, "El sueño de la gitana" (del álbum "La leyenda continúa") y la clásica rúbrica para el cierre: "Mujer Amante" y "La leyenda del hada y el mago", ambas de su segundo LP "Magos, espadas y rosas".

Y aunque confesamos que, después de estar presentes en cinco conciertos de Rata Blanca, hubiéramos querido que varíen el final de su actuación, es innegable que la mayoría de fanáticos no piensa lo mismo. Habrá que esperar. Mientras tanto, la noche se hizo larga y la magia eterna.

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