30 abril 2007

Edición especial de Cien años de soledad ya está a la venta en Perú

Libro auspiciado por la Real Academia Española ya se vende en tiendas peruanas. En Colombia, edición por 40 aniversario de magistral obra de Gabo se agotó a solo 8 horas de salir al mercado. ¿Ocurrirá lo mismo aquí?

"Jamás he trabajado en soledad comparable, no siento más punto de referencia que, quizás, Rabelais, sufro como un condenado poniendo a raya la retórica, buscando tanto las leyes como los límites de lo arbitrario, sorprendiendo a la poesía cuando la poesía se distrae, peleándome con las palabras. (...) A veces me asalta el pánico de no haber dicho nada a lo largo de quinientas páginas; a veces, quisiera seguir escribiendo el libro el resto de mi vida, en cien volúmenes, para no tener más vida que esta...", le cuenta Gabriel García Márquez a Carlos Fuentes, en una carta, allá por 1966.

¿Qué le sucedía al entrañable Gabo? Se trataba del periodo de gestación de Cien años de soledad, obra que le tomó madurar diecisiete años y redactar catorce meses, recuerda su amigo Carlos Fuentes en la introducción a la edición conmemorativa de la que quizá sea la historia más hermosa -y perfecta- escrita en este lado del planeta.

La edición por los 40 años de Cien años de soledad se encuentra en nuestro país desde el lunes 16 de abril en aduana. Debido a los permisos y regulaciones de ley respectivos, recién desde el sábado 21 está al alcance del público en librerías como Ibero, Crisol y El Virrey a 32 soles. Eso sí, varias tiendas han hecho promociones para que los fanáticos más acérrimos separen sus libros. Estas van desde el descuento de 10 por ciento hasta la entrega de afiches.

LO NUEVO. El libro, como ya se ha dicho, trae como 'bonus' una introducción a cargo de Carlos Fuentes; los prólogos de Mario Vargas Llosa, Víctor García de la Concha, Claudio Guillén; y una semblanza a cargo de su compatriota Álvaro Mutis. Todos los textos, excepto el de nuestro crédito nacional son inéditos y preparados especialmente para esta edición. Pero no solo eso, todas las páginas, palabra por palabra, han sido revisadas por el propio Gabo.

Pero, más allá de eso ¿qué tiene de nuevo la obra? Muchos podrían decir que no ha cambiado en nada, que no hay capítulos perdidos -como se estila- y ni siquiera un prólogo escrito por el propio autor. Quizá tengan razón.

Eso, si 'racionalizamos' la literatura. Entonces, en dónde quedarían lo real maravilloso del mundo de Macondo, las colas de cerdo, locuras, matanzas, incestos y el relato de un narrador omnisciente en un pueblo de fantasmas de carne y hueso. Cien años de soledad es, lo que es por, la maestría de un autor que le dio identidad a una región. Ahí el secreto, esta historia no tiene lectores, tiene cómplices.

Ya lo dijo la directora comercial del grupo Santillana, Silvia Salamanca, en declaraciones a la agencia AFP: "todas nuestras expectativas se quedaron cortas frente a la cantidad de ejemplares vendidos. El libro salió al mercado a las 12:30 horas (en Colombia) y ocho horas después se habían vendido 14 mil ejemplares".

Eso quiere decir que en un minuto se vendieron 25 libros, poco menos de uno cada dos segundos. Pero, ¿sucederá eso en Lima, en todo el país? Lo más probable es que no, debido a la ínfima fuerza de la industria editorial nacional, pero más, al poco interés que la lectura despierta -en todos sus géneros- en el peruano. Sin embargo, puede que hayan sorpresas.

EL AMIGO, EL QUIJOTE. Quizás lo dicho por Fuentes acerca de que el Gabo es el hermano de Núñez de Balboa y Fernández de Oviedo, en la tarea interminable de darle nombre a América, sea acierto -y lo es- pero nos quedamos con aquello que le menciona a Julio Cortázar en una carta enviada a París -donde el Gran cronopio residía-, luego de leer el manuscrito de Cien años de soledad: "Me siento nuevo después de leer este libro, como si les hubiese dado la mano a todos mis amigos".

Nada más hay que cerrar los ojos para ver al coronel Aureliano Buendía, escuchar los disparos, transportarse a Macondo y comenzar a señalar las cosas para ponerles nombre. O transportarse "al verso final", como diría Gabo y, esperar a que Aureliano Babilonia descifre los pergaminos de esa "ciudad de espejismos", para saber que "lo escrito en ellos es irrepetible".

Solo que en este caso, sí habrán segundas oportunidades, terceras, cuartas, cientos. Y es que Cien años... es una rara y excelsa cofradía, a la que muchos vuelven para seguir recorriendo sus tierras y descifrar sus rostros; y otros entran, para perderse en un silencio sin nombre que los lleva esperando desde siempre.

No hay comentarios.: