Charles Dickens 'el eterno aventurero' cumple 195 años
Trabajó desde los doce años, pagándose la pensión y ayudando a su familia. Estuvo en la cárcel debido a la pobreza y sobrevivió a un espeluznante accidente ferroviario. Tuvo diez hijos, poco menos del número de libros que escribió. Charles John Huffan Dickens nació hace 195 años en Portsmouth (Inglaterra) y es, quizás, el escritor más entrañable de la niñez, aquél que no dejó de soñar en que todo acabaría bien.
Imposible olvidar al avaro Ebenezer Scrooge, a los fantasmas y al giro que da la historia de Canción de Navidad, episodio feliz por el que muchos niños han pasado. Pobreza, tragedia, incomprensión, para luego, y sacándole la lengua a la fría sociedad y a sus leyes, sonreír por el cambio de muchas vidas.
Final feliz dirían algunos, muchos, todos. Es cierto, era dirección de Dickens, quien de niño también sufrió bastante, ahí la proeza de sus personajes para vencer a la adversidad e imponerse en la vida. Eso sí, siempre en busca de aventuras.
Quizá por eso eso Oscar Wilde defenestró contra él, por construir personajes poco creíbles, irreales y casi celestiales. Niños tocados por un aura de incorruptibilidad, gente con valores a prueba de todo.
Sí, los héroes de Dickens eran 'poco creíbles' en el sentido en que difícilmente habrán personas con esas magnitudes. Pero lo que olvidaron Wilde, Virgina Wolf y tantos otros es que esto era, es y será literatura y por lo tanto, un personaje no tiene porque ceñirse a la realidad.
Es uno de los escritores más traducidos y llevados al cine. Sus clásicos Oliver Twist, David Copperfield y Grandes Esperanzas se leen como parte del Plan lector en muchos colegios privados.
LAS AVENTURAS. Ebenezer Scrooge, Fagin, Mrs. Gamp, Charles Darnay, Oliver Twist, Micawber, Pecksniff, Miss Havisham, Wackford Squeers son solo algunos de los personajes que creó el afamado inglés.
Cada uno iba a mil por hora, ya sea en su odio a la vida o en sus ganas por vivirla, en sus esperanzas anchas o en su piedad por los demás. Tanto así que pareciera, como suele suceder en los buenos libros, que se salen del papel para seguir viviendo por cuenta propia.
Le gustaba el romance gótico, tal vez por eso el casi flagelador sufrimiento de sus paladines, para redimirlos más tarde. Como si no valiera la pena lo que no se consigue con esfuerzo.
Solía mencionar que "hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo". Lo sabía tan bien que le impregnó de 'esto' a sus huérfanos, a sus demonios, ángeles y macabros malhechores.
Dickens falleció el 8 de junio de 1870 en Gadshill Place (Inglaterra). Él también iba en casa de algo, y lo consiguió. La inmortalidad.
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