02 abril 2006

Kingston al sur de Lima

Las grandes culturas nacen en territorios pequeños. Jamaica, que en el mapa se ve como un punto discreto en el Caribe, es la cuna del reggae, la música más popular del planeta, después de su majestad el rock. Y si bien los limeños estamos acostumbrados a que la mitología rockera nos haga el quite (Rod Stewart nos confirma la triste tradición), los grandes seguidores del maestro Robert Nesta Marley han visitado nuestras costas con su jamaiquina cadencia y personalidad: Black Uhuru, Don Carlos, Steel Pulse, Israel Vibration y Alpha Blondi pueden citarse como las visitas más recientes y Yelowman, Eeka Mouse y Burning Flames como los primeros en pisar suelo peruano, en aquel inolvidable Primer festival de Reggae, celebrado allá por el cálido febrero de 1992.

Sin embargo, el reggae no es solo una cálida y relajada melodía. Para muchos, es una forma de ver el mundo, apegada a los preceptos de Ras Tafari Makonnen, emperador de Etiopía en 1930. Los "rastafaris" toman la Biblia como principal fuente de inspiración, creen en Africa como la madre de la vida y Babilonia representa el lado oscuro de la humanidad. No creen en la muerte ya que afirman que los humanos son almas, la gente espíritus y los cuerpos depósitos temporales. Si bien la ideología rasta no tiene templos ni fuerte influencia en nuestra ciudad, su música sí suena sobretodo en verano y en la playa, donde el ritmo se baila y respira.

Los orígenes del Reggae pueden ubicarse a mediados de la década del cincuenta, cuando se propició la migración hacia Estados Unidos, debido a su cercanía con las islas caribeñas. Entonces los ritmos naturales de los inmigrantes se mezclaron con el Blues y el Jazz de la costa atlántica de Estados Unidos. El elemento distintivo de esta época era el énfasis del llamado off-beat, de tendencia caribeña.

Las primeras producciones de artistas jamaiquinos fueron realizadas por compañías disqueras británicas como Melodisc, Bluebeat e Island. La transición del Ska al Reggae comenzó a mediados de los años sesenta, cuando a la base musical y rítmica se agregó una importancia más notable al requinto y bajo. Pero la verdadera transformación se cifraba en las letras, fiel reflejo de la protesta social. Y en ese trabajo coincidieron Bob Marley, Peter Tosh, Burning Spear y Big Youth para desarrollar un reggae puramente jamaiquino, el cual junto a las corrientes del Heavy Metal y el Rock progresivo, constituirían el rostro musical de finales de los sesentas. El resto es historia. Concierto The Gladiators

Griffiths, el Rey León. De una comunidad rural en Jamaica, Saint Elizabeth para ser exactos, parte el cantante Albert Griffiths hacia Kingston, donde se cruza con Leonard Dillon, con quien graba su primer tema: "You Are The Girl". Poco después, con David Weber y Errol Grandison funda la mítica banda The Gladiators, convirtiéndose en el ícono de los marginales jamaiquinos.

Con su primer disco "Presenting The Gladiators" ganan tantos seguidores que empiezan a golpear las listas de éxitos en el Reino Unido. A este le seguirían "Símbolo de realidad" y "Algo serio", discos que los introducen en el mercado norteamericano. Finalizando la década del ochenta, sus producciones abarrotaban ya los mercados europeos, sin que por ello Griffiths y sus cómplices cambiaran su estilo de vida. Su más reciente album "Something A Gwaan" es impecable en su canto social, rebelde y optimista. Hay que escucharlo.

Nota: Esta entrevista fue publicada originalmente en el año 2001 en la sección Luces de el diario El Comercio, en donde laboré años atrás.

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