12 marzo 2009

Blanca Varela, la primera mujer

La más notable escritora peruana ya no está con nosotros, su corazón dejó de latir y se apagó la madrugada del 12 de marzo. Con 82 años de edad dijo que fue suficiente y se llevó a quien fuera – lo sigue siendo - una de las figuras más notables de la poesía hispanoamericana.

Siento un calor ominoso que se me sale por los ojos, un nudo en la garganta, una consternación que se lleva el aire. Ella no está, ya no está. Todavía no me lo creo, sólo ayer limpiaba dos de sus libros para volverlos a meter al morral y hoy, al revisar las noticias en la web, me encuentro con esta fatal. Otra vez la muerte, una vez más su risa brillante, siempre su inevitable recurrencia.

Quien falleció esta madrugada, en circunstancias que todavía los medios no han hecho públicas, es la voz femenina más lúcida de la poesía de esta parte del continente. La más rigurosa, la más asombrosa. Y dejando los géneros de lado, la obra de Varela es sin lugar a dudas una de las más notables de nuestro país, al lado de Vallejo, Eielson, Adán y Eguren.

SU VIDA. Blanca Leonor Varela Gonzáles nació en Lima el 10 de agosto de 1926 e ingreso a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1943 a estudiar Letras y Educación. Dicen que allí se inició en la poesía, aunque de seguro esta le escogió mucho antes. Fue en San Marcos en donde conoció a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y Fernando de Szyszlo, quien fuera su esposo y con quien tuvo dos hijos.

Fue parte de la revista Las Moradas, dirigida por José Emilio Westphalen, desde 1947 y en 1949 emigró a París, donde sería parte – junto a Szyszlo – de uno de las intensas épocas artísticas. Fue en la ‘Ciudad Luz’ en donde conoció a Octavio Paz, quien sería determinante en su carrera literaria, puesto que la conectaría con los intelectuales de la época: Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Henri Michaux, entre otros.

Tras abandonar Paris, vivió en Florencia y Washington, donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos. Regresa a Lima en 1962 y se establece definitivamente.

SU OBRA. El hecho que algunas de sus obras hayan sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano y portugués; o que haya sido premiado con Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura del Perú y los premios Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2001), Federico García Lorca (2006) y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007), sólo son pistas de la calidad de su poesía.

Entre sus principales libros podemos rescatar: Este puerto existe (1959); Luz de día (1963); Valses y otras falsas confesiones (1973); Ejercicios Materiales; El libro de barro; Concierto Animal; la antología Canto Villano (1978), prologado por el propio Octavio Paz; El falso teclado y la recopilación Como Dios en la nada.

Bien se sabe que Varela le huía al piropo barato o a las cámaras del jetset. No acostumbraba dar entrevistas ni aparecer en público, esa era su firma y se recluía en su propio mundo, en donde la muerte había cobrado otros valores y significados.

Desde hace algunos años se encontraba muy delicada de salud pero creo que muchos la imaginábamos eterna, como en realidad es. Ahora está al lado de su hijo Lorenzo y los vates Pablo Guevara, Washington Delgado, José Watanabe y JEE, quienes se le adelantaron hace pocos años.

Pero pase lo que pase su obra queda incólume, para recibir ese “tacho de basura” desde las entrañas, para escucharla muerto o muerta en ella, para sonreír y llorar con cada palabra. Y es que Blanquita tenía razón cuando dijo “me sobrevivirán aguja vaso piedra hormigas afanosas”. Porque como tú, “ácido ribonucleico somos pero ácido ribonucleico enamorado siempre”.

Descansa en paz, maestra!



La Muerte Se Escribe Sola
la muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez

entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el hollín de la almohada

trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja

la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados

no se borran

no se borran

no se borran

3 comentarios:

Armando Alvarado Balarezo (Nalo) dijo...

DESCANSA EN PAZ MAESTRA BLANCA VARELA. Gracias por su invalorable obra poética en bien de la humanidad.

Con profundo dolor,

Nalo Alvarado Balarezo

FANNY JEM WONG M dijo...

GRADE ES Y SERÁ POR SIEMPRE SU POESÍA

JEM WONG

Siddharta dijo...

Si señor. Me gusta el estilo de tu blog. Voy a recomendarte en el mio. Asi aportamos un granito de arena.

Saludos