18 diciembre 2007

¡No robemos su niñez!

Otro año escolar termina y la sonrisa de los niños no se deja esperar. Las vacaciones están de vuelta y con ellas mucho tiempo libre para jugar, dormir, conocer nuevos amigos e incluso aprender.

Pese a que los niños esperan con ansias esta época del año para los padres no es necesariamente así, en especial porque la gran mayoría sigue laborando en estas fechas. Es ahí donde surge el miedo de que este receso se transforme en tiempo en que los niños duerman demasiado y se pasen el día frente a la televisión o la computadora.

Esto motiva a los padres a matricular a sus hijos en diferentes cursos o talleres. Incluso a obligarlos a repasar lo aprendido en el colegio. Argumentos que no necesariamente comparten los especialistas, quienes resaltan que el estudio de otras materias no es obligatorio durante las vacaciones. Recomiendan que se deben evitar adelantos de grado.

NIÑOS ESTRESADOS. Aunque gran cantidad de padres tiene las ganas y medios económicos para que sus hijos pasen vacaciones entretenidas, muchas veces no comprenden que el infante debe hacer lo que desee y no necesariamente lo que ellos creen que es mejor.

No olvidar que la Conferencia Mundial de Salud Mental e Infantil informó que el 13% de los menores estadounidenses son obesos y susceptibles de diabetes, de ellos más de dos millones toman Ritalin (droga para el desorden por déficit de atención), y más del 20% sufre algún problema de salud.

Más aún, el psicólogo David Elkind -quien publicó en su libro The Power of Play sus investigaciones de 20 años acerca de la estimulación temprana- indica que los niños pierden 12 horas semanales de tiempo libre al dedicarlo a la práctica de deportes organizados y a actividades pasivas como mirar televisión, estar en la computadora o el Play Station, las que se han quintuplicado.

Si a eso le sumamos las horas de entrenamiento a las que son sometidos los niños para los cada vez más difíciles exámenes de selección en los colegios, las academias y los cursos de idiomas o artes los resultados son lamentables. Niños con sueño, irritables, desmotivados, cansados, obesos y con problemas de conducta.

Por eso, es importante no olvidar que el tiempo muerto es positivo, ya que a través de esos instantes la mente del niño recrea e inventa. De encontrarse aburrido, desarrollará su imaginación para crear un juego con el cual divertirse.

EL MAL DE LA ÉPOCA. El psicoanalista Fernando Maestre asegura que "el chico que está descansando en sus vacaciones es un muchacho que, según sus padres, está perdiendo el tiempo. Sin embargo, es mejor que se eduque no haciendo nada que teniendo que realizar siempre cosas, en un estado de aceleración que no ayuda en nada. Copar la agenda es el mal de la época".

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