28 mayo 2007

Un César Vallejo muy particular en el último número de SoHo

Quienes conocen SoHo saben es un homenaje a la belleza, la buena crónica, lindas mujeres ya la vida misma. Una revista que está atrás de la noticia, ya que esta no le interesa. Un diario disidente, con apuntes dormidos, descalzos, sangrantes. He ahí sus adeptos.

Pero este número es especial, no solo por la estupenda sesión de fotos a la preciosa Isabel Alzate, sino –y principalmente- por las ricas crónicas que en ella se cuecen.

Así tenemos a Jorge Valdano, Juan Villoro y Eduardo Sacheri comentando goles memorables, de esos que nos reconcilian con la vida. Crónicas remotas desde China, la Conchinchina, Cafarnaum y la Patagonia. Lazos familiares, intentando desenredar la consanguinidad de conejitas de Playboy, prostitutas u homosexuales. La vida misma, pero contada por los que están en la sombra.

Sin embargo, aunque buenas ninguna de ellas es la razón principal para leer este estupendo número de SoHo. El manjar en cuestión es conocer a César Vallejo, un homónimo de nuestro poeta quizá tan entrañable como él.

Un habitante de las pistas, las calles, del tiempo perdido como diría Proust. Saboree la deliciosa historia de Vallejo, escrita por el gran periodista Alfredo Molano, quien aceptó la propuesta de reconstruir la historia de un hombre que es parte del paisaje de los semáforos de Bogotá, quien además físicamente podría ser su clon.

Ya se darán cuenta que parecidos, hay más de uno. Disfrútenla.

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