27 agosto 2014

Un siglo de Cortázar

Asegura que “es tan difícil ser justo con la felicidad” con la inconmensurable complicidad de Oliveira, la Maga y Rocamadour. A pesar de los cronopios, su querido Buenos Aires y esa leyenda que Carlos Fuentes y el Gabo hicieran famosa: “él nunca moriría … era un eterno niño”. Era verdad.



“No pregunto por las glorias ni las nieves,
quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas”. 
Julio Cortázar


Hoy cumple cien años con esa ironía que solía jugar en los tejados y, como un gato, un día se fue sin fecha de retorno. Alguna vez dijo que no todo estaba perdido si aceptamos que así era, para luego de unos instantes de duelo buscar una nueva salida hacia la esperanza.  Quizá por eso, el autor de Bestiario observaba el dolor del mundo y contestaba con una sonrisa, para no hacer las cosas más trágicas, para decirle adiós a la solemnidad. Porque en el humor halló gran parte de la sazón de su estilo y, de paso, ayudó a América Latina a reinventarse.

En su literatura las máquinas podían hacer huelga, los conejitos multiplicarse como si salieran del sombrero de un mago, el mundo, sí el Mundo (la Rayuela) convertirse en un gran libro, en esa espléndida excusa para saltar, perder, vivir y morir. Para recrear al planeta y a uno mismo. Comenzar desde el final, el principio o en algún rincón perdido de la razón. Certificando que Beckett tenía razón: “a veces es necesario perderse para encontrarse".

ADELANTADO. Julio Florencio Cortázar se adelantó tanto, que hizo #SocialMedia cuando no existía Internet. Le dijo al lector: 'dale, haz lo quieras con el libro, dime lo que piensas, termina de escribir la historia'. Ya varios amigos planners quisieran al menos 0.1% de su genio… Y, como hoy, su frescura fuera recogida por los más jóvenes.

Hace pocos días, Joaquín Manzi también recordó la fuerte relación que  Cortázar mantuvo con los círculos intelectuales y personalidades de izquierda franceses y latinoamericanos. Su amistad con Alain Sicard, un reconocido especialista de la literatura latinoamericana en la Universidad de Poitiers, le incitó a donar, poco antes de su muerte, todos sus archivos personales a esa institución. Esos archivos fueron analizados y clasificados durante varios años por diversos especialistas franceses, argentinos y cubanos. Este Fondo Cortázar puede ser consultado en línea en el sitio de Centro de Investigaciones Latinoamericanas de la ciudad de Poitiers.

“No se trata de escritos de Cortázar sino de documentos críticos, principalmente reseñas periodísticas, ensayos de estudiantes, cartas de lectores, etc, que Cortázar reunió al final de su vida. Estos documentos nos hablan de la recepción que tuvieron las obras de Cortázar pero también de cómo reaccionaba el escritor. Cortázar leía con sumo cuidado estas reseñas y comentarios y acostumbraba escribir comentarios al margen. Hay una presencia activa del escritor en estos documentos”, explica Fernando Colla, uno de los responsables del Fondo Cortázar de la ciudad de Poitiers.

Ese era Julito, quien con Octaedro y La vuelta al día en ochenta mundos hizo del arte una viñeta y de la literatura una excusa, para encantar y cabalgar a bordo de un París que no acaba nunca.


LA MUERTE. El autor de Todos los fuegos el fuego parecía darle la contra a todo, incluso a la lógica misma. Años antes, había empezado su gusto por la lectura y, dado que era un niño muy enfermizo y pasaba grandes temporadas en la cama, devoraba cada ejemplar que su madre le facilitaba. Tanto así, que un médico le aconsejó dejar de leer por un tiempo.

Fue en una reunión que un tío, quien había leído sus poemas, le aseguró a doña María Herminia  que los escritos no podían ser de Julito, que de seguro los había copiado de alguna antología. Su madre dudó y le preguntó si eran suyos, cuando ya él le había dicho que sí. Esa fue su primera gran decepción, algo que más tarde describiría como "el descubrimiento de la muerte".

Más tarde, su madre se encargaría de guardar cada papel escrito del joven Julio. Poemas de amor, escritos para sus compañeras de clase, cuentos e incluso una novela escrita a los 8 años. Pero ya era tarde.

TANTAS VECES JULIO. Jorge Luis Borges recuerda que que una tarde de mil novecientos cuarenta y tantos, cuando laboraba como secretario de redacción de una revista literaria, se presentó un muchacho muy alto trayéndole un manuscrito. Ante esto, el autor de "El jardín de los senderos que se bifurcan" le pidió regresar diez días después para saber su veredicto. Julio volvió tres días antes de lo acordado, lo que le causó profunda alegría

"Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar vio en letras de molde “Casa Tomada” con dos ilustraciones a lápiz de (mi hermana) Norah Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento", sentenció el maestro.



DEJÀ VU. Pasarían los años y, ya en Francia, publicaría Todos los fuegos el fuego, una de sus obras maestras. Precisamente uno de los cuentos de este volumen, titulado La autopista del sur, fue elogiado por gran parte de la crítica y llevado al cine. Pero lo más irónico fue que, dos meses después de la presentación del libro, Cortázar viviría en carne propia un atolladero de semejantes proporciones en París, durante más de cinco horas.

El autor de Queremos tanto a Glenda se dio tiempo para conversar con sus ‘vecinos’ de pista, socorrer con agua a algún niño víctima del calor, pedir algún cigarro a sus compinches de asfalto, bromear durante horas e incluso recordarle las madres a los funcionarios de la Municipalidad y el Gobierno. Ahora entendía las puteadas de sus amigos, cada vez que lo recordaban por estar enfrascados en tamaña situación.

UTOPÍA. El creador de 62/Modelo para armar pudo haberse equivocado en algún momento al opinar políticamente de Cuba. Pero eso era, y nada más, el error de un hombre, un hombre culto pero quizás algo ingenuo y soñador. Pese a esto, su obra está incólume, no solo por la majestuosidad de sus historias, por la capacidad de abstracción de sus personajes, por el diálogo con la realidad y la ficción.

 "Cortázar fue el único escritor del Boom que vivió sinceramente la relación conflictiva entre la utopía y la realidad. Lo interesante en su obra es la conexión entre la búsqueda utópica de un Horacio Oliveira y la búsqueda de una utopía política. Cortázar consideraba a sus obras como puertas para acceder a lo que él llamaba ‘el otro lado’ y soñaba con un socialismo que fuera la realización de esta otra realidad", explicó a RFI su amigo Alain Sicard.




ARTE POÉTICA. El autor de Historias de Cronopios y Famas siempre trabajó el lenguaje de forma muy fina, jugando y respetando la Literatura al mismo tiempo. No en vano el “argentino que se hizo querer por todos”, es de aquellos genios que hacían que sus frases cobrasen nueva vida por cada libreta que llenabas con ellas o las segundas lecturas -y vidas-  que cobraban al vivir subrayadas en los libros.

“Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción”, comentaba el Gabo en el prólogo homenaje del libro Todos los fuegos el fuego, de editorial Norma.

Añade que se debe recordar al argentino más querido sin solemnidad ni homenajes póstumos, pues este moriría de nuevo, esta vez de vergüenza, de solo verlos. Esta página le hace llegar sus disculpas por si llegara a incurrir en tamaño desencuentro, mientras oye "I Love Supreme" del otro eterno (John Coltrane).

Cortázar de seguro acompaña a nuestro entrañable J.E. Eielson y toca ese "saxofón que no te da tregua" al lado de  Charlie Parker, Henry James y Fitzgerald. Como en la vida, en un eterno derruir que no dice basta, que no duerme, que se deshace en la tinta fiel de aquel Caballito de juguete.

Y es que sí. “Hace muchos años nos citamos esta tarde. Es verdad. No importa cuando, porque ya ves que no pudimos olvidarlo y aquí estamos puntuales".



Descarga y Lee:
CLASES DE LITERATURA. BERKELEY, 1980 (Alfaguara, 2013)
PRIMERA CLASE: Los caminos de un escritor
CÓRTAZAR DE LA A A LA Z (Alfaguara, 2014)
PRIMERAS PÁGINAS DEL VOLUMEN

El argentino que se hizo querer por todos, por Gabriel García Márquez 

La trompeta de Deyá, por Mario Vargas Llosa
Recuerdo de Cortázar, por Carlos Fuentes
Entrevista con Julio Cortázar, por Alfredo Barnechea

1 comentario:

Christopher dijo...

... hace poco escribí algo muy personal con motivo de la partida del Gabo, en cuanto lo encuentre lo subiré (casi digo publicaré, jajaja). Una copa de vino con harto ajo aunque al tío le cayera pesado. Salud! ...