26 agosto 2009

Haciendo el amor en azul profundo (Kind of blue)

kob.jpg
El emblemático álbum que el trompetista Miles Davis, los saxofonistas Julian "Cannonball" Adderley (contraalto) y John Coltrane (tenor), el bajista Paul Chambers, el baterista Jimmy Cobb y los painistas Bill Evans y Wynton Kelly -en "So what"- acaba de cumplir medio siglo de vida y eso es motivo de celebración. Ojo que digo vida, no existencia, porque ese disco de jazz respira, llora, calla, sangra. Y también ama -e invita a hacerlo- como constatamos hace unas semanas.

¿Te gusta...?

Había llegado temprano pero no tenía como avisar. En mi apuro, en esa urgencia humana y palatina, me quedé solo. De pronto corrí, pregunté, llegué a un teléfono (de esos que llevan el logo de Telefónica sin tilde), levanté el auricular, pedí auxilio y dejé una voz a mitad. No tenía como apuntar, así que regresé sobre mis pasos -toda la cuadra 27 de la Benavides-, compré bolígrafo y papel. Respiré, volví al teléfono con el auricular colgante, recibí los datos y me hundí en un relámpago.


Volví al hotel algo agitado, como si en vez de 'bobo' llevara un tambor africano y mis pasos hubieran sido el calentamiento previo a un concierto, y al llegar no evité darme cuenta de que el mismo auto me esperaba en el estacionamiento. Hace rato habían empezado a sonar las trompetas y no importaba el polvo en el carruaje, lo importante es que no había nadie en él.

Subí los pisos, nervioso, como quien se sabe al borde del paraíso (precipicio) pero teme saltar. Toque la puerta en un susurro y ahí estaba ella, lista y sonriente, casi calma, como una lágrima dulce y tenue. Nos saludamos sin parsimonia, nos olimos, nos hayamos, engendramos un deseo.

Me tenía guardada una sorpresa, me la mostró, me hizo parte. Y entre gotas de sudor, mordiscos sempiternos, citas de Salinas, Eielson o Bolaño, bailamos al azar. De inmediato fue una 'pela', más besos y el calor nos fue llevando al lecho de ese saxofón que no te da tregua, del piano, de esa sombra negra y brillante que se ha vuelto inmortal.

Veíamos, oíamos, sentíamos el Kind of blue -DVD que me había descargado hace unos meses y había guardado para una ocasión especial, y esta la era- en nuestras almas, nuestros huesos, nuestra piel. Y descubría que el amor también es inteligente.

No necesité explicar que Sony BMG ha editado un estuche de colección que incluye un CD y un vinilo con el álbum original, un segundo CD con material raro (entre otras, la primera sesión del sexteto, allá por mayo del 58), un DVD documental, fotografías y el reportaje de Ashley Kahn, quien publicara Miles Davis y Kind of blue: La creación de una obra maestra, Alba Editorial).

Tampoco, que la revista Rolling Stone lo incluyó en el lugar número 12 entre los 100 mejores discos de la historia y que hablando solo de jazz es el álbum por excelencia (con más de 6 millones de copias vendidas y al menos 4 álbumes de platino). Menos que se grabó en dos sesiones, como resultado de la pura improvisación de esos genios, una primavera de 1959. Ni que cada uno de los cinco capos con que contó Miles cobraron, tan solo, 48.50 dólares por tremenda obra maestra.

"Flamenco Sketches" se completó en la primera ejecución y más tarde fue incluida como un bonus track en la re-edición del álbum de 1997. "So What", "Freddie Freeloader", y "Blue in Green", componían el primer lado del LP, que se completaría con "All Blues" y otra versión de "Flamenco Sketches". (Se sabe que hubo otra toma de "Freddie Freeloader", que no se incluyó en la re-edición).

No tuve que decir nada. Ella lo oía, lo veía, lo disfrutaba y me gritaba desde la piel. Y su cansancio se volvió lluvia y yo me dejé llover. Quizás por eso recuerdo lo que decía Toño Cisneros sobre el amor: "es difícil hacer el amor, pero se aprende".

Yo creo que con el Kind of blue es mucho más sencillo. Pues su ritmo elegante y embriagador te sobrepone, te alienta, te libera. Porque las escalas de Bartok o Ravel juguetean en cada soplido, porque el aliento de Coltrane te invita a ver a ojos cerrados, porque es pura efusión de la sangre y los sentidos.

Kind of Blue es para algunos el sonido del Nueva York de los años 50. A mí me recuerda a Fitzgerald, Auster, la Lolita de Nabokov. Al café, a una hermosa noche con lluvia y, desde hace algunos días, a una muchacha de cabello púrpura "enterrada entre mis huesos". Por eso, estoy seguro de su grandeza y de que es un acto de amor... que se debe repetir.




Nota: Esperamos que Massé y a la Apdayc no exijan pago alguno por este video, pues no tienen derecho sobre él (ni sobre muchos otros...)

No hay comentarios.: